La misantropía de Michel Houellebecq

El hombre no está hecho para ser feliz en forma permanente.

Hoy hablaremos de un autor que despierta sensaciones encontradas entre los lectores: Michel Houellebecq. En esta entrada nos centraremos en la misantropía que se refleja en su literatura.

Los que adoran al francés lo describen como un profeta depresivo que ha bajado de los cielos a mostrarnos la mediocridad que nos rodea como patéticos seres humanos. Los que lo odian dicen que no es más que un impostor que retroalimenta cualquier tipo de polémica aprovechándose de la sensibilidad hacia tantas causas y la excesiva corrección política en el siglo XXI para reforzar su renombre.

La gente crea polémicas para vender sus programas de televisión, cierto tipo de revistas… Yo utilizo eso, pura y simplemente, porque soy entrevistado en esos medios y hablan de mi obra según esos mecanismos[…] Yo solo me aprovecho de lo que la gente quiere pensar de mí.

Y ambas posturas esconden cierta verdad.

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Sus seguidores, entre los que me incluye, lo aprecian porque su discurso, pese a ser terrorífico, pesimista hasta doler y alarmista; se siente sincero. Y ello se debe a que tiene muchos flancos abiertos y las víctimas de sus perversas sátiras son de todos los bandos existentes. No hay un posicionamiento moral o político que frene sus ideas.

Houllebecq no es el primer (ni será el último) escritor pesimista. Su fuerza radica en que las desgracias también ocurren a escala social. Soy consciente de lo pesado que resulto en ocasiones con Raymond Carver, pero siempre he sentido que los universos literarios de ambos autores parten de un punto común: situaciones cotidianas que se van torciendo hasta llegar al desastre. En el caso del americano, desde un tono íntimo y personal; y con el francés a nivel existencial.

Su misantropía tiene algunas costuras rotas, ya que Houellebecq (aunque sea de un modo un tanto particular) es un ferviente defensor del amor. He leído en ocasiones que la exagerada visión depresiva del autor le impide tratar un tema tan universal como el amor de forma competente. Y discrepo. En las historias de Houellebecq el amor es la última esperanza. A lo que se aferran sus personajes cuando ya no les queda nada más. Y si no me creéis esta cita os convencerá:

La tradicional lucidez de los depresivos, descrita a menudo como un desinterés radical por las preocupaciones, se manifiesta ante todo como una falta de implicación en los asuntos que realmente son poco interesantes. De hecho, es posible imaginar a un depresivo enamorado, pero un depresivo patriota resulta inconcebible

Pese a todo, la mayor fuerza en la misantropía de Houllebecq reside en su tono. Y no precisamente por su fiereza, sino por la indiferencia que desprende. Una indiferencia de los personajes hacia lo que les rodea y también del autor hacia sus propios personajes, que se sienten como simples títeres cuya existencia se limita en ser herramientas para que las ideas del autor fluyan.

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La atmósfera del universo literario del francés se entiende mejor si además de hablar de sus ingredientes nombramos sus ausencias. ¿Qué no hay? No hay vitalidad, alegría, pasión, color, sonrisas y sobre todo esperanza. Eso es lo que mejor define la literatura de Houellebecq: la ausencia de esperanza. No hay solución al desastre que se describe. El único camino posible es el de rendirse ante la desgracia y adaptarse a ella.

Obviamente estas ausencias hacen que sintamos la misantropía del autor como un goteo constante que acaba empapando al lector en una desesperanza gris, fría e incómoda. Pero a las ausencias hay que sumarle las presencias; y entre ellas es la desidia la que con más fuerza nos llega.

Hay cosas que se pueden hacer, y otras que parecen demasiado difíciles. Con el tiempo, todo parece demasiado difícil; la vida se reduce a eso.

Los personajes de Houellebecq suelen ser personas grises y apagadas, cuya existencia se justifica en que el suicidio supondría algo nuevo y trabajoso que hacer. Funcionan como máquinas en piloto automático. Y el sexo juega un papel fundamental en este aspecto, ya que nosotros solemos entender el sexo como una pasión arrolladora e incontrolable.

Michel se aprovecha de esas típicas connotaciones para mostrar que ni el sexo despierta esa ilusión, vitalidad, color y ansia de vida. Repito: para Houellebecq no hay remedio para la enfermedad de existir.

La ausencia del deseo de vivir no basta para tener deseos de morir.

Y como no, la misantropía de Houellebecq no se limita a la historia. El hecho de que haya dedicado una entrada a esa característica es que su estilo narrativo también se ve influenciado por su aversión hacia el ser humano. La prosa del francés es precisa y seca. Lo poético brilla por su ausencia y no hay espacio para las florituras. Para la belleza.

Su gran conocimiento sobre los temas que trata permite una escritura con tecnicismos, cercana a la crónica, cuidada y fría. Pero no fría como defecto sino como una característica más de esa misantropía. Una frialdad en su narrativa como consecuencia de la desidia general del escritor, de su desprecio hacia el ser humano como especie.

Y es que al leerle se siente que esa misantropía es su motor para escribir. Una necesidad incontrolable de compartir su verdad, una verdad incómoda, triste, melancólica, punzante e hiriente.

Pero el veneno siempre hay que sacarlo del cuerpo.

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Toda sociedad tiene sus puntos débiles, sus llagas. Meted el dedo en la llaga y apretad bien fuerte.

 

10 Comments

  1. A pesar de que solo he leído dos obras suyas (y una no sé si cuenta porque es un ensayo sobre Lovecraft xD) creo que lo has definido muy bien. Me gustó lo de adaptarse a la desgracia, eso no siempre es fracasar.
    Su forma de expresar la misantropía puede ser tan cercana que asusta y escandaliza.

    No he visto o leído entrevistas pero dudo que sea 100% fachada para dar que hablar y vender. Seguramente haya un poco de todo, como dices.

    Muy buena la entrada 🙂

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    1. Houellebecq es un escritor incómodo y los medios que viven del escándalo y la polémica, pues no le pasan una.

      Si tildas a alguien, de racista, homófobo, machista o misógino aseguras visitas, cuando lo que realmente tenemos es a un escritor asqueado con la sociedad y los humanos que la componen.

      Gracias por pasarte y comentar,

      Un besazo Naialma!

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  2. Jo, me ha gustado mucho la entrada y por lo que has contado, no lo he visto para hacer tanto drama … más que nada, porque no es el único que cuenta la «cara B» de la vida (que existe, aunque ahora se lleve el optimismo extremo)…
    Todo tiene un equilibrio, supongo jejej… En cualquier caso, quiero probar con él, me has picado la curiosidad con este hombre, sobre todo cuando has hablado de Carver, a quien estoy leyendo ahora :), así que, te pregunto: ¿Qué libro de Houelle me recomiendas para iniciarme en su visión del mundo?

    Un besote
    PD: Como siempre, una entrada TOP! 😀

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    1. Qué felicidad cuando uno recibe halagos tan bonitos.

      Es un escritor un tanto depresivo, pero como buen agitador de conciencias invita a la reflexión y te deja con una incómoda sensación que enriquece tu visión (estés o no de acuerdo con él).

      Yo siempre recomiendo empezar con Las Partículas Elementales porque así lo conocí yo, y luego pasar a La Posibilidad de una Isla o El Mapa y El Territorio.

      Y sino, siempre tienes la opción de leer Sumisión; que el tema tiene su morbo. De esta última que te comento hice una reseña hace tiempo.

      https://bienvenidanarrativa.wordpress.com/2015/06/24/sumision-michel-houellebecq-resena/

      Muchas gracias por pasarte y comentar.

      ¡Un besote de vuelta!

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  3. ¡Hola!
    No he leído nada del autor y la verdad es que le tengo ganas desde hace tiempo. Me atrae lo que dices de su estilo, que es pesimista pero realmente es sincero. También me atrae que su forma de escribir sea directa y seca.
    Me ha gustado mucho leer esta entrada y me has dejado con ganas de leer al autor. A ver cuando me animo.
    Un beso

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  4. ¡Hola!

    Primero de todo decirte que escribes increíblemente bien. He disfrutado mucho de la lectura de este post y bueno, yo me apunto al carro de aquellas personas que aman a Houellebecq. Me parece que es necesario este tipo de literatura para «despertar» de las historias que nos lo pintan todo como un cuento de hadas.

    Decirte además que el tema del amor, que él lo vea como «la última esperanza», no me ha gustado. Me explico: yo respeto su opinión, pero a veces el problema principal, el malestar del ser humano, proviene del propio amor. Esto hace que yo no lo vea como una esperanza, sino como una forma de consolación. Por ejemplo; cuando tienes una discusión con tu pareja por un tema muy serio, yo creo que la última esperanza es que todo sea mentira, olvidarlo todo. No el amor. El amor a veces duele y en fin, mejor no tenerlo mucho en cuenta y ser independientes de él.

    Finalmente decirte que me encanta la palabra «misantropía». Me parece preciosa y cómo suena al decirla en alto ME APASIONA. Vas a pensar que estoy chalada o algo, pero últimamente estoy recogiendo palabras y esta me la llevo 😉

    Mil gracias por tu post y decirte que me ha gustado mucho tu blog. Me quedo aquí! Un saludo John. 🙂

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    1. ¡Hola Jodie!

      Muchísimas gracias por los piropos, un placer que te pases por aquí. Me alegra ver a una «houellebecquiana» más por estos lares.

      En cuanto a el amor, concuerdo contigo. Tampoco creo que el francés vea el amor cómo la última esperanza, pero sí como el único clavo ardiendo al que agarrarse cuando sientes una apatía suprema hacia la existencia. Yo, como tú, entiendo el amor como una especie de consolación de una vida con pocas respuestas.

      Vivir dependiendo del amor es peligroso, triste y poco productivo; hay que entenderlo como un ente más que viene y va, pero no como la razón de nada ni de nadie.

      Yo también soy un amante de las palabras, por lo que tu locura se encuentra a salvo conmigo. Mi debilidad son las palabras cuya sonoridad se acerca a la definición. Es difícil de explicar por lo que te pongo un ejemplo:

      «Orondo», al pronunciarlo es como si se te llenase la boca, suena a algo grueso, corpulento, gordo… vamos, que suena a lo que significa. ¡Me encanta esa palabra!

      Por lo que no te preocupes, que aquí tienes a otro chalado de las palabras.

      ¡Un beso y nos leemos!

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  5. Acabo de leer «Ampliación del campo de batalla» y me ha dejado tocado.
    Me ha gustado mucho tu artículo, sobre todo cuando hablas de la indiferencia que desprende.
    He comenzado a seguirte por lo mucho que me ha gustado el artículo. Un abrazo.
    Alberto Mrteh (El zoco del escriba)

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