Adiós a Japón – Cine y literatura

Todo llega a su fin.

Los que me habéis leído un poco por aquí o por las RRSS, sabéis que este verano -el cual nos abandona mañana- lo he dedicado a leer literatura japonesa. Sólo literatura japonesa. Ha sido un proyecto personal fascinante, y por ello he decidido despedirme de esta etapa publicando una entrada donde recomiendo obras niponas que he disfrutado mucho estos últimos meses.

Esto no quiere decir que mi relación con la literatura japonesa haya llegado a su fin, ni mucho menos, sólo que doy por acabada la fase de exclusividad en la que sólo me he dedicado a leer a autores que proceden del país del sol naciente.

Aunque el blog acaba siendo un retrato de lo pasado y hasta hoy no se haya simbolizado mi adiós a Japón, he de confesar que llevo días inmerso en la literatura occidental. A estas alturas, ya he dejado atrás fascinantes lecturas como Berta Isla, la última novela de Javier MaríasTemperamentos, un delicioso ensayo de G. K. Chesterton o Madame de Treymes, de Wharton; por nombrar unos pocos.

Pero a lo que íbamos, en las siguientes líneas voy a recomendar una serie de libros y películas, y así, mostrar a quienes les he dedicado mi tiempo de vacaciones, una ofrenda que ha sido correspondida con horas y horas de absoluto placer.

Exactamente voy a recomendar 8 obras (4 libros y 4 películas) que he disfrutado mucho en el estío de 2017. ¿Por qué 8? Porque es el número de la buena suerte japonés, ya que su caligrafía son dos líneas ascendentes que se abren, las cuales simbolizan futura prosperidad y una perspectiva positiva:

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Empecemos por el séptimo arte:

LAS CUATRO PELÍCULAS

Primavera Tardía (1949) – Yasujiro Ozu

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Me ha resultado muy difícil quedarme con una sola obra de este excelso cineasta, y pese a no tener un atisbo de duda de que la escogida es una genialidad, me han dolido los descartes realizados. ¿Por qué no Hierba Errante? ¿Dónde está Cuentos de Tokyo? Y así con casi todas sus películas. Qué filmografía.

Ozu es un maestro de los melodramas familiares y en Primavera Tardía llega a unas cotas de excelencia inauditas. Como en toda su filmografía, su aparente sencillez nos conduce a los más profundo de la naturaleza humana, donde conviven todas las emociones en una desgarradora armonía. Cada segundo que viváis sin verla es un segundo perdido.

El Cuento de la Princesa Kaguya (2013) – Isao Takahata

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Llevo tiempo diciéndolo, Miyazaki se merece todos los halagos posibles, y es totalmente comprensible que su sombra en Ghibli sean tan alargada, pero la figura de Takahata, responsable de dos obras maestras como lo son La Tumba de las luciérnagas y El Cuento de la Princesa Kaguya, merece más luz.

El Cuento de la Princesa Kaguya es una genialidad de una valentía artística que asombra. Las animaciones son de una belleza desbordante, un cuadro en eterno movimiento. Además, cada trazo esbozado está al servicio de la emoción que se representa. Esto toca techo en una escena (la huida de la princesa) que deja al espectador con la mandíbula desencajada. De lo mejor que he visto jamás en el cine de animación. El Cuento de la Princesa Kaguya es una de las más recientes (y mayores) obras maestras que ha filmado Studio Ghibli.

Cuentos de la luna pálida de agosto (1953) – Kenji Mizoguchi

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Si Ozu ha sido un descubrimiento cinéfilo que me ha dejado huella, Mizoguchi no se queda atrás. Ambos se han colado sin miramientos en la lista de mis cineastas favoritos. Precisamente Cuentos de la luna pálida de agosto tiene todos los ingredientes que me hacen amar el cine.

En este film se nos narra la historia de dos campesinos que buscan hacer fortuna en el Japón del siglo XVI. Pero a pesar de que la historia es fascinante, lo que me conquistó fue el trabajo Mizoguchi con la cámara; la cual se mueve con una elegancia aristocrática y muestra planos bellísimos, logrando así un aura de misterio que hechiza al espectador.

 

Harakiri, Seppuku (1962) – Masaki Kobayashi

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Termino las lista de recomendaciones con un clásico del cine japonés, El Harakiri de Kobayashi. Una película que desenmascara la patraña del honor del samurái en una narración de tono trágico que roza lo pesadillesco.

No creo que haya cinéfilo que se resista a esta obra maestra. Una película con tintes teatrales, un guion sin fisuras y actuaciones majestuosas. Es decir, una obra a las que no le puedo sacar un pero ni rebuscando en sus entrañas abiertas.

Menciones especiales:

  • El viento se levanta (Hayao Miyazaki)
  • Vivir (Akira Kurosawa)
  • Nadie sabe (Hirokazu Koreeda).


LAS CUATRO NOVELAS

 

Silencio (Edhasa) – Shusaku Endo

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Llegue al libro después de la adaptación de Scorsese, la cual sigo considerando maravillosa e injustamente denostada. Que a estas alturas haya visto la película tres veces no le ha quitado un ápice de emoción a la lectura. Y eso que el trabajo de mi amigo Marty es muy fiel a la novela de Endo. Apenas hay sorpresas narrativas.

En Silencio se nos narran las aventuras de dos jesuitas portugueses que viajan al Japón del siglo XVII en busca de su mentor, quien los rumores dicen que ha apostatado víctima de la persecución violenta que los cristianos sufrían por las autoridades locales.

En este drama, de crudeza física (por momentos) y emocional (durante toda la obra), Endo propone un dilema de fe, ya que los angustiosos rezos de nuestros protagonistas, nacidos de la desesperanza creciente por el salvajismo que les rodea, sólo obtienen el silencio de Dios como respuesta. Y es que el cruel Japón del siglo XVII fue capaz de vulnerar la creencia de los cristianos más entregados a su misión.

Endo, japonés y católico, evita el maniqueísmo y ofrece una obra mayúscula, profunda, repleta de matices y de una admirable complejidad moral y teológica. Pocas son las obras que tienen tantas lecturas como lectores, debido a su facilidad para transfigurarse en una cuestión personal.

 

La casa de las bellas durmientes (Austral) – Yasunari Kawabata

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Posiblemente el autor más leído de mi verano, me conquistó por completo con su onírico relato La casa de las bellas durmientes, su obra más políticamente incorrecta, pero también la más sofisticada, en la cual Kawabata aúna sueños, recuerdos y reflexiones con una maestría absoluta.

En las pocas más del centenar de páginas se nos relatan las visitas de un viejo a un burdel secreto en la que los clientes duermen junto a vírgenes narcotizadas. Bajo esta premisa, Kawabata medita con suma y perturbadora belleza (marca de la casa), sobre el sexo y la muerte.

La única novela japonesa que García Márquez hubiese querido haber escrito y obvia inspiración para su Memoria de mis putas tristes, La casa de las bellas durmientes es un relato poético y evocador; y un sutil recuerdo a los lectores de la inevitable crueldad del paso del tiempo.

Una cuestión personal (Anagrama) – Kenzaburo Oé


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Probablemente la novela menos “japonesa” de las cuatro que recomiendo, o al menos, la más transparente en cuanto a la influencia de la literatura occidental, tanto en su prosa como en la trama.

En esta novela de tintes autobiográficos, Oé nos narra el descenso a los infiernos de Bird, un profesor de inglés obsesionado con un viaje a África, pues cree que la aventura lo rescatará de su vacío existencial.

Pero el proyecto del protagonista sufre un vuelco de ciento ochenta grados cuando su esposa da a luz a un bebé vegetal, un monstruo a sus ojos, un recién nacido de apariencia bicéfala debido a una hernia cerebral. Un ser condenado y a la vez condenatorio, o al menos así lo percibe su padre.

Vuestra intuición lectora ya os habrá revelado que estamos ante un relato incómodo, de esos que hurgan heridas y presentan situaciones que hacen pensar (o incluso sospechar) de uno mismo. Personalmente me invitó a la reflexión a la que le sigo dando vueltas: nunca me conoceré del todo, ya que nunca llegaré a saber como respondería ante algunas situaciones límite, por mucho que me intente convencer de lo contrario. Esos irritantes y falsos «yo en tu lugar…» que tan fácil soltamos a sabiendas de que nuestro discurso se sostiene en una hipótesis altamente improbable.

Una cuestión personal es por lo tanto la caída moral de Bird, donde Oé retrata con prosa angustiosa la metamorfosis del protagonista, un hombre que poco a poco se entrega de forma despreciable a una vorágine de sexo, alcohol y violencia.

Sobre Shunkin (Satori) – Junichiro Tanizaki

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Cierro las recomendaciones con la mejor obra de Tanizaki, un fascinante escritor del que hable hace apenas dos semanas. Sobre Shunkin nos narra la vida de un hombre que es víctima de un amor tan desmesurado como nocivo.

En mi último post ya dediqué algunas palabras a esta obra. Para ser exactos, se las dediqué a Shunkin, la figura central de la historia.

Desde el Nada crece a la luz de la luna de Nedreaas (Errata Naturae) no leía una novela tan buena sobre el amor tóxico, las relaciones de abuso y maltrato y la anulación del individuo como consecuencia de una entrega total hacia otra persona.

Pero hay un mundo entre las dos obras.

Mientras que en la obra de Nedreaas la denuncia de ese tipo de relaciones queda patente, Tanizaki, mucho más ambiguo y oscuro, deja que el lector vea entre líneas una pasión incomprensible, pero cuyos protagonistas –ambos– buscan y aceptan, para extrañeza de los sujetos externos, nosotros.

Pero lo dicho, Tanizaki llena de matices el relato, y a pesar de la presencia absoluta de la oscuridad (la ceguera de Shunkin, una escena buenísima en un armario, etc.) la escala de grises es tan amplia que el debate entre sus lectores resulta apasionante.

La relación entre Shunkin y Sasuke ofrecen momentos de erotismo, crueldad, placer y dolor. Y pocos son los autores que puedan igualar a Tanizaki a la hora de construir personajes cuyo hogar es la sombra.

Menciones especiales:

  • El rumor del oleaje (Yukio Mishima)
  • La felicidad de la familia (Osamu Dazai)
  • El Santo del Monte Koya (Izumi Kyoka)

Y con estas 8 mini-reseñas (más algunas recomendaciones extra) me despido de Japón, aunque en el fondo soy consciente de que toda esta parafernalia es un falso adiós. Este verano ha sido una etapa tan enriquecedora que se me hace imposible imaginarme meses y meses de lectura ignorando las letras niponas. He leído muchísimo, pero más aun me queda por leer. En estos meses el arte nipón ha conquistado todas las sensaciones existentes y ha hecho que otras nuevas (mono no aware) nazcan en mí.

La melancólica soledad de Kawabata, la seductora perversidad de Tanizaki, la tradicional belleza de Mishima, la incómoda rebeldía de Dazai, el tétrico romanticismo de Izumi Kyoka y, cómo no, la delicada complejidad de Murasaki (entre muchos otros), han sido experiencias inolvidables que han llegado a mí como La gran ola de Kanagawa, de forma envolvente, seductora, furiosa, hipnótica, inescrutable.

A partir de ahora acepto el ritmo del oleaje, aliviado de saber que la marea siempre vuelve, por lo que mi relación con Japón se definirá en esperas, ausencias, retornos… idas y venidas. Una intermitencia que ayudará a mantener despierta la pasión de este amor de verano.

Puertas de momento vacías, pero siempre abiertas. Pacientemente espero.

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19 Comments

  1. ¡Hola! Acabo de descubrir tu blog y ya soy fan ♥
    Este reto que te has autoimpuesto llevo años queriendo llevarlo a cabo, al menos un mesecillo, aunque igual acabaría con mis ganas de vivir porque menudos son los japoneses!
    De lo que mencionas soy muy fan de ‘Primavera Tardía’, aunque creo que ‘Principios de verano’ me llegó aún más… Es difícil elegir…
    ‘El Cuento de la Princesa Kaguya’ me fascina. Takahata es, para mi, un artista más que un cineasta, todas sus películas parecen un experimento en cierto sentido ¡Me encanta!
    ‘Nadie sabe’ también me gustó mucho aunque creo que me costaría volver a verla 😦
    De los libros que mencionas no he leído ninguno pero tengo muchas ganas de hincarle el diente al de Kawabata y Tanikazi porque son autores de los que he leído otras novelas que me han encantado 🙂

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    1. Te copio la primera frase porque al entrar en tu blog y leer esa maravillosa entrada de nombre «3 libros y 5 películas para conocer la China del siglo XX» ya me has conquistado. Qué placer descubrir rincones así.

      Con Ozu es difícil quedarse con una. Realmente no hay justificación para haber escogido una y no otra, la decisión final fue más fruto de la desesperación de no poder elegir que otra cosa. «Principios de Verano» es tremenda también.

      Totalmente de acuerdo con lo que dices de Takahata, quizás «La Tumba de las luciérnagas» sea algo más convencional pero en ambas películas me ha demostrado que es un genio.

      La angustia que despierta «Nadie sabe» es asfixiante sí, hay que sentirse con fuerzas para volver a ella.

      En cuanto a Kawabata y Tanizaki han sido dos autores fetiche este verano. Sobre todo el primero, por el que a día de hoy siento devoción absoluta.

      Muchas gracias por pasarte a comentar, ¡a partir de ahora nos leeremos!

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  2. Bueno, primero de todo, como te dije ayer, estoy completamente enamorada de esta entrada, no sólo por el contenido sino por esa manera tan, tan bonita y delicada de transmitir esta pequeño «viaje» veraniego a Japón. Tiene ese tono japo que engancha ^^

    Ozu, me ENCANTA! Este verano vi Cuentos de Tokyo, gracias a tí y me maravilló completamente, aún hay veces que recuerdo algunas escenas y ….aiiins, tengo pendiene ver Primaver Tardía y Principios de verano (que me las recomendó Magrat jijij ella es una mega fan de Japón así que con vosotros estoy bien surtida xDD)

    Aún no vi La tumba de las luciérnagas, necesito encontrar el momento adecuado porque sé que me va a llegar al kokoro (vamos, que sigo llorando con el tráiler como si no hubiera mañana)… Koreeda y Takahata apuntadísimos y también la de Harikiri, que precisamente tengo muchísimas curiosidad por esa práctica desde que vi un reportaje a propósito de la Ópera Madama Butterfly….

    Kurosawa me gusta bastante, mi peli favorita son «Los siete samuráis», pero Vivir no la ví, así que apuntada queda.
    En cuanto a los libros, a ver no he leído ninguno de los que mencionas pero tengo pendiente Kawabata, precisamente por esas ediciones tan bonitas (y económicas) que ha sacado ahora Austral, tengo esperando La casa de las bellas durmientes y País de nieve.
    Tanizaki también me lo han recomendado un montón y bueno por supuesto no puede falta Genji xD

    Seguro que me olvido cosas por comentar, pero vamos el resumen es que he disfrutado un montón de este acercamiento al cine y la literatura nipona, tanto que me planteo hacer un mes temático o dos, porque son un auténtico vicio ^^

    ¡Un besazo John!

    PD: Con esta inmersión nipona tendrían que convalidarte una Erasmus o algo jijijij esto no es un adios definitivo, solo un hasta luego
    ¡Arigato! ^^

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    1. Muchas gracias por tus palabras Eibi, es una entrada en la que he trabajado mucho y quería estar a la altura de lo que la literatura japonesa me ha ofrecido. Leerte diciendo que he dado con este tono oriental que he buscado concienzudamente me ha aliviado mucho. Eres un sol.

      Ozu se ha convertido en uno de mis cineastas de cabecera, su filmografía es espectacular y como he comentado en la entrada quedarme con sólo una de sus películas ha resultado ser tarea imposible. Ya veo que Magrat también tiene unos gustos que en gran medida comparto. Que esta entrada haya servido para conocerla es un plus más.

      No me cansaré de recomendar las dos obras maestras de Takahata. Tanto La Tumba de las Luciérnagas como El Cuento de la Princesa Kaguya son dos genialidades que conquistan el kokoro de todo amante de la animación. Estoy segurísimo de ello.

      La de Koreeda también exige su momento, es una película dura, de esas a las que por mucho que te hayan gustado cuesta volver. Y Harakiri también es buenísima, seguro que la disfrutas.

      En cuanto a Kurosawa a mí también me gusta mucho, pero al ser quizás la figura más relevante y conocida del cine japonés no quería dedicarle demasiado espacio. Por eso, lo he añadido como “extra” y no con una obra tan conocida, pero no por ello menos buena.

      En cuanto a la literatura, Kawabata es una opción estupenda si se quiere hacer caso a mis recomendaciones. Se ha convertido en uno de mis autores favoritos, y las ediciones de Austral son fáciles de conseguir, económicas y preciosas. Las dos que nombras son para muchos sus dos mejores.

      Tanizaki es maravilloso también y Las Hermanas Makioka puede ser una opción estupenda para el #TochoXmas de nuestra compañera Cris. 😉

      De Genji que te voy a decir que no haya dicho ya…

      Y aunque lo haya añadido como extra, me gustaría recalcar también por aquí a Osamu Dazai, un escritor que ha levantado pasiones en Japón y una figura que podría protagonizar él mismo infinidad de dramas. Todo un personaje.

      Si algún día te animas tú, será todo un placer seguir tus pasos. Sea sobre Japón, África o sobre la cría de truchas… todo sobre lo que escribes lo conviertes en centro de interés.

      Ya me gustaría a mí que me convalidaran un viaje a Japón por este acercamiento literario. En cualquier caso es un viaje pendiente que tarde o temprano realizaré seguro.

      ¡Un besazo enorme Eibi! Todo post mío mejora en cuanto te pasas por aquí.

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  3. ¡Menudo verano más intenso te has marcado, John! Se nota que te has sumergido en cuerpo y alma y que no solo has leído los libros y visionado las películas sino que también las has estudiado, reflexionando sobre ellas, vamos, que te has «niponizado» y eso es lo que convierte la literatura y el cine en algo tan maravilloso. Cuando hablan de viajar desde el sillón y vivir otras vidas en la mente sin duda se refieren a lo que tú has hecho.
    Transmites pasión y tu entusiasmo es contagioso. De momento estoy buceando en lo que yo llamo Maternidades en la Literatura, pero ten por seguro que si abordo Japón a través de los libros recurriré a tu blog, tan bien cuidado y tan detallista, que sin duda se ha convertido en uno de mis referentes en este tema (en el que me ahogo por desconocimiento pero que me fascina precisamente por ese halo de exotismo que exhala).
    Un abrazo, gran trabajo y ahora me pregunto… ¿sobre qué será tu próxima entrada? Estoy intrigada porque me había acostumbrado a leerte sobre Japón ^_^
    Un abrazo

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    1. No podrías haberlo expresado mejor. Como bien dices no ha sido sólo leer a escritores y ver películas de cineastas japoneses, sino que ha sido una inmersión cultural desde casa (y no será por mi falta de ganas de visitar Japón). También he visto documentales y he leído ensayos (especialmente a Lafcadio Hearn) para empaparme un poco de su cultura y vivir este proyecto personal de una forma más intensa.

      Me alegra ver que mi entusiasmo es contagioso, mi intención con estas entradas era transmitir una ínfima parte de las sensaciones que este proyecto me ha despertado. Lo que tú estás haciendo con las maternidades es fabuloso también, centrarte en un tema y exprimirlo. Quizás algún día yo también me anime con otro tema, y para eso siempre serás un ejemplo.

      El mes que ya empieza a asomar será dedicado en su totalidad a escritorAs (#leoautorasoct), aunque todavía no me atrevo a dar nombres…

      Muchísimas gracias por pasarte Raquel, a la tarde-noche te visito sin falta.

      ¡Otro abrazo de vuelta!

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  4. Me voy con 8 recomendaciones anotadas, aunque he de confesar que la mayoría de las películas ya las tenía pendientes desde hacía tiempo (He visto todo, o casi todo Ghibli pero esta de Isao Takahata todavía no).

    Por lo general la novela japonesa me gusta. Aunque entre los países de occidente hay diferencias entre sí, cuando lees algo de Japón te adentras en un mundo totalmente distinto. Tienen una forma de narrar fascinante, a menudo onírica. Tiene un «no-sé-qué» muy especial 🙂

    Un abrazo y mil gracias por tus entradas :_D

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    1. Las dos películas de Takahata son de lo mejorcito de la filmografía de Ghibli, ¡no te las pierdas!

      Al haber leído a tanto japonés me ha sorprendido la variedad que puedes encontrar entre sus autores. Por ejemplo me han encantado Kawabata, Tanizaki y Dazai y son muy-muy diferentes entre sí; aunque bien es cierto que los tres tienen ese «no sé qué» japonés que nombras, aunque cada uno a su manera.

      Gracias a ti por pasarte Naialma, ¡un abrazo de vuelta!

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  5. ¡Hola!

    Tengo que reconocer que al leer el título de la entrada me dio un pequeño vuelco en el corazón. Me alegra un montón que tu relación con la literatura japonesa vaya a continuar.
    Tengo que confesar que el cine japonés lo tengo muy abandonado, he visto muy poco y no entiendo muy bien porque. Espero poner pronto remedio aunque últimamente no tengo mucho tiempo libre… Me llevo apuntados todos los títulos que has compartido.

    ‘Silencio’, tengo muy pendiente ver la película pero tal vez me anime antes con el libro. De Yasunari Kawabata he leído dos novelas y tengo ganas de seguir ahondando en su obra. No sé si lo has leído pero te recomiendo mucho ‘Kioto’.
    ‘Una cuestión personal’ está esperando su momento en mi estantería. Y tengo que confesar que le tengo bastante respeto a esta novela, tengo miedo a que no me guste, no sé… De Tanizaki solamente leí una novela corta, ‘El cortador de cañas’, y también tengo muchas ganas de seguir ahondando en su obra. Y Yukio Mishima 💜

    Un beso

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    1. ¡Hola Isa!

      Sí, por supuesto que no es una despedida definitiva, imposible después de haber caído rendido ante la literatura japonesa. Sólo le digo adiós al proyecto personal de leer en exclusiva a japoneses. He vuelto a Occidente, jaja.

      Y como la inmersión ha sido enorme, he acabado viendo también mucho cine japonés, lo que me ha dado otro montonazo de gratas sorpresas, entre los que destaco por encima de todo la filmografía de Ozu.

      Silencio es una joya, su adaptación cinematográfica ha pasado como un trabajo “menor” de Scorsese, pero a mí me maravilló. En cualquier caso, el libro es una opción estupenda, de lo mejor que he leído este año sin duda.

      Y de Kawabata no sé qué más decir, he leído todo lo que ha publicado Austral, Kioto entre ellas, y es un autor de cabecera. Se ha convertido en uno de mis escritores favoritos.

      La obra de Oé es más difícil de recomendar, es muy incómoda y como bien dices hay que buscarle su momento. Eso sí, impresiona y si te llega se queda contigo.

      Te recomiendo que sigas explorando las obras de Tanizaki… Y de Mishima por lo que veo no te puedo decir nada nuevo…

      Mil gracias por pasarte Isa, ¡besos!

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  6. De momento la lluvia no cala porque yo también estoy inmerso en mi propia temporada de exclusividad, pero es fabuloso seguir tu viaje. Así da gusto.
    Queda plantada la semilla «Japón» en mi cabeza. Avisaré cuando germine.
    Un abrazo.
    Alberto Mrteh (El zoco del escriba)

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